La pobreza en América Latina alcanza su nivel más bajo desde 1990, pero los desafíos persisten

La pobreza en América Latina alcanza su nivel más bajo desde 1990, pero los desafíos persisten

Santiago de Chile (EFE). La pobreza en América Latina ha alcanzado un mínimo histórico en 2023, alcanzando el 27,3%, equivalente a 172 millones de personas. Esto representa una reducción del 1,5% respecto a 2022, reveló este martes la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Esta disminución marca la tasa de pobreza más baja registrada desde 1990.

La pobreza extrema también mejoró, cayendo al 10,6%, una tasa equivalente a 66 millones de personas. Si bien esta cifra es un 0,5% menor que en 2022, todavía se encuentra en el nivel observado en 2014, cuando la pobreza extrema alcanzó su nivel más bajo en tres décadas.

Sin embargo, las expectativas para el próximo año no son muy alentadoras. Según la CEPAL, es probable que la pobreza disminuya ligeramente en 2024, en apenas 0,5 puntos porcentuales, mientras que la pobreza extrema probablemente se mantenga sin cambios. Este pronóstico se basa en las bajas expectativas de crecimiento del producto interno bruto (PIB) en 2023, que para América Latina se estima en 1,7%.

El secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, advirtió que el panorama no era optimista y destacó la necesidad de mejorar los programas de protección social en la región. Durante la presentación del informe anual “Panorama Social de América Latina y el Caribe 2024: Desafíos de la Protección Social No Contributiva para un Desarrollo Inclusivo”, Salazar-Xirinachs enfatizó la urgente necesidad de fortalecer los sistemas de protección social para reducir las desigualdades y mejorar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables.

El informe detalla que la reducción de la pobreza en 2023 se debe en gran medida a la positiva evolución económica de Brasil, uno de los países más influyentes de la región. Según la CEPAL, otros países que también han contribuido a esta tendencia son Paraguay, República Dominicana, El Salvador y Colombia, donde el aumento de los ingresos salariales ha jugado un papel clave en la reducción de la pobreza.

A pesar de este progreso, las transferencias públicas, incluidas las provenientes de programas de protección social no contributivas, siguen siendo cruciales en la lucha contra la pobreza. Estos programas, dirigidos a personas que no podían hacer contribuciones suficientes al sistema de pensiones o de seguridad social, mejoraron significativamente las condiciones de vida de millones de personas.

Alberto Arenas, Director de Desarrollo Social de la CEPAL, enfatizó que los sistemas de pensiones no contributivos representan uno de los mayores logros en el desarrollo de la protección social en América Latina. Estos sistemas, cuyo alcance se ha ampliado en las últimas dos décadas, han ayudado a reducir la pobreza entre las personas mayores de 65 años en un 14,3%.

La importancia de estos programas es obvia, especialmente en el contexto de la distribución profundamente desigual de la riqueza en América Latina. A pesar de los avances en la reducción de la pobreza, ésta todavía afecta de manera desproporcionada a ciertos grupos de población, como las mujeres en edad de trabajar, los niños, los afrodescendientes y las personas que viven en zonas rurales.

El informe de la CEPAL muestra que para comenzar a eliminar la pobreza en la región hacia 2030 será necesario asegurar un nivel mínimo de recursos financieros. Se recomienda que entre el 1,5% y el 2,5% del PIB, es decir, entre el 5% y el 10% del gasto público total, se destine a financiar programas de protección social no contributivos. Estos fondos serían administrados por los ministerios de desarrollo social o instituciones equivalentes en cada país.

Sin embargo, la pobreza en América Latina no sólo está relacionada con la falta de ingresos, sino también con factores estructurales como la desigualdad de género y la división injusta del trabajo. El informe destaca que más del 50% de las mujeres de la región no participan en el mercado laboral, dedicándose exclusivamente al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Esta situación no sólo limita sus oportunidades económicas, sino que también dificulta su acceso a la protección social, perpetuando las desigualdades de género y aumentando su vulnerabilidad.

El envejecimiento de la población en la región también crea nuevos desafíos para los sistemas de seguridad social. A medida que aumenta la proporción de personas mayores, aumenta la demanda de servicios de salud y seguridad social, lo que ejerce una presión aún mayor sobre los recursos públicos. La CEPAL advierte que sin una planificación y financiamiento adecuados, los sistemas de protección social en la región pueden enfrentar serias dificultades para responder a las necesidades de una población cada vez más envejecida.

Otro desafío importante que enfrenta la región es la crisis de los sistemas de supervisión y control de los programas sociales. La falta de una supervisión adecuada y eficaz ha impedido, en algunos casos, que los fondos de protección social lleguen a quienes realmente los necesitan. La CEPAL enfatiza que es necesario mejorar los mecanismos de supervisión para asegurar que los programas sociales sean efectivos y lleguen a los grupos más vulnerables de la sociedad.

A pesar de estos desafíos, la reducción de la pobreza en 2023 muestra que América Latina tiene el potencial de seguir avanzando en la lucha contra la desigualdad. Sin embargo, para que este progreso sea sostenible, los países de la región deberán redoblar sus esfuerzos para mejorar sus sistemas de protección social, aumentar la participación de las mujeres en el mercado laboral y garantizar una distribución más justa de la riqueza.

En este sentido, la CEPAL sugiere que una de las claves para lograr un desarrollo inclusivo en la región es la adopción de políticas que promuevan la igualdad de género y faciliten el ingreso de las mujeres al mercado laboral. Además, es necesario implementar programas específicos para los grupos más vulnerables, como los niños, los afrodescendientes y las personas que viven en zonas rurales, para garantizar que todos tengan acceso a oportunidades económicas y sociales.

En conclusión, si bien la reducción de la pobreza en América Latina en 2023 representa un avance significativo, aún queda mucho trabajo por hacer para garantizar que todas las personas de la región puedan vivir con dignidad. El informe de la CEPAL deja claro que sin un fuerte compromiso de los gobiernos para mejorar los sistemas de protección social y eliminar las desigualdades estructurales, los avances logrados pueden ser efímeros. Combatir la pobreza en América Latina es una tarea constante y sólo con políticas inclusivas y sostenibles será posible lograr un futuro más equitativo para todos.

By Carlos Urrutia

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